Extracto del reportaje “La cara y cruz de la emigración española en París” publicado en la revista Café Babel el 22 de diciembre de 2014.
(…)
En el caso de España, el estallido de la burbuja inmobiliaria y la caída en picado de la construcción han afectado especialmente a la profesión de arquitectura. Tras seis duros años de estudios en la Universidad Politécnica de Madrid, una de las más exigentes del país, Ana Rosa dejó la ciudad que la había acogido durante sus estudios para poner rumbo a París. Un año después de su llegada, acaba de mudarse a un piso cerca de Bastille con su pareja, también español. Pagan poco más de 1.000€ por este pequeño apartamento, consistente en una pequeña cocina, baño y una habitación-dormitorio que hace las veces de salón y cuarto de estudios.
Ana reconoce que no echó un solo currículum en España. “Conocía los casos de varios amigos que estaban trabajando en estudios y las condiciones no me gustaban nada. No quería que una mala primera experiencia arruinara mis ilusiones”, comenta. Su primer mes en París fue una decepción tras otra sobre la ciudad, “muy difícil”, reconoce. Al hecho de buscar trabajo se le sumaba buscar piso y otra serie de tramas administrativas, como la de inscribirse en el Consulado, que fue dejando pasar por pereza y porque, según cuenta, el propio Consulado le quitaba importancia al hecho de estar registrado como residente. Se instaló en una pequeña habitación de 12m2 -cama cocina y baño todo en uno- que alquiló cinco semanas y de ahí pasó a un piso compartido con dos extranjeras en el que vivió un año, justo antes de mudarse con su pareja.
(…)
Lee el resto del reportaje en Café Babel: 1ª parte y 2ª parte.