Publicado en CTXT, el 20 de mayo de 2015.
Al salir de la dirección de Le Monde, después de 25 años trabajando en él, el periodista Éric Fottorino (Niza, 1960) trató de dar respuesta a una pregunta: ¿cómo sería el periódico perfecto en plena crisis del papel? Encontrar la respuesta llevó varios años pero el esfuerzo mereció la pena, no solo por la calidad del producto sino por su originalidad. Al contrario que el resto de periódicos, “Le 1 no se hojea, se pliega y se despliega como las alas de un pájaro”, como describe Fottorino.
La redacción de Le 1 se encuentra en una calle cercana al tumulto de Grands Boulevards, en el norte de París. Al marcar el código de la entrada y cruzar la puerta principal se ve una enorme cristalera rodeada de plantas y enredaderas al fondo del pasillo. La puerta está cerrada pero hay un joven leyendo en el sofá del hall que acude a abrir enseguida. “¿Le 1?”, “Oui, c’est Le 1”. Victor es maquetista y tiene 23 años, es el más joven de un equipo en el que, exceptuando a los fundadores, Éric Fottorino, Laurent Greilsamer, y Nathalie Thiriez, la mayor tiene 30 años. Es una oficina moderna y sencilla en la que solo hay un despacho: el de los tres fundadores. El resto es una sala abierta con un montón de estanterías cargadas de libros y ejemplares de Le 1, las mesas del equipo y un par de sofás que ocupan el centro del local. Allí tiene lugar cada semana la reunión de redacción a la que acude el equipo permanente y algunos colaboradores habituales como el editor de Gallimard y poeta Louis Chevaillier, que se encarga de proponer un poema vinculado a la cuestión que trate el número. Continue reading ““’Le 1’ no se hojea, se pliega y se despliega como las alas de un pájaro””